La Junta de Andalucía aprobará además en otoño la incorporación de nuevo monte público. El Gobierno comprará una finca de regadío para paliar la sobreexplotación hídrica del parque.
La incorporación de Los Mimbrales al parque, una reivindicación histórica de los defensores del medioambiente, podría convertir esta parcela en una suerte de «cordón sanitario» del corazón de Doñana, según valora Juan Romero, de Ecologistas en Acción. Se trata de una finca de poco más de 1.000 hectáreas destinada a frutales, frente a la aldea de El Rocío y a las puertas del arroyo de La Rocina, uno de los principales flujos de agua del humedal.
Según el Ministerio de Agricultura, la intención es que la CHG adquiera 922 hectáreas de la finca, lo que se traduciría en el derecho de uso de 6,8 hectómetros cúbicos de agua que hasta ahora se destinaban a regadío y que ahora pasarán a cubrir la demanda ambiental. De esta manera se compensa o equilibra el consumo de agua para cultivos y el que demanda el propio parque para su superviviencia. Como efecto colateral, se permite la conexión entre el corazón del parque y los terrenos que se han ido añadiendo posteriormente, que dejaban la finca como una suerte de isla.
En su información sobre esta actuación, el propio Ministerio de Agricultura reconoce que la implantación agrícola de la finca «dio lugar a una profunda alteración y modificación del sistema hidrográfico en las superficies ahora agrícolas, originando una grave perturbación en la hidrología del Parque Nacional de Doñana». Y es que el agua, o su falta a causa del choque entre la actividad económica y la ambiental, es uno de los problemas endémicos del parque, y ha motivado incluso que Unión Europea haya abierto una carta de emplazamiento por incumplimiento de la Directiva de Aguas y de Hábitat.