La contaminación del río Tinto no es producto sólo de la actividad minera, sino que se produce a hasta 600 metros de profundidad y ya existía hace seis millones de años, tal y como demuestran los resultados de un estudio dirigido por el microbiólogo Ricardo Amils. Este trabajo, al que ha tenido acceso Efe, acaba de ser publicado en la revista científica norteamericana Earth and Planetary Science Letters, y es parte del proyecto «Detección de vida en el subsuelo de la Faja Pirítica Ibérica» desarrollado por el grupo de investigación del Centro de Astrobiología (CAB).
Peña del Hierro, Nerva
Firmado por un equipo multidisciplinar encabezado por el microbiólogo y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) Ricardo Amils, demuestra que el origen de las aguas ácidas del río Tinto se debe fundamentalmente a la interacción de acuíferos subterráneos con distintas unidades geológicas que contienen importantes cantidades de sulfuros metálicos masivos.
El documento mantiene que la actividad minera «tiene una influencia muy limitada en la generación de las aguas ácidas del río Tinto, en contra de lo actualmente establecido».
La conclusión del equipo de trabajo tendría importantes implicaciones medioambientales para la cuenca del Tinto y los proyectos de recuperación de la zona que prevé realizar la Junta de Andalucía, que califica dicha cuenca y la del Odiel como «profundamente contaminadas» debido a la actividad minera a la que han estado sometidas desde hace 5.000 años.
Los datos que maneja la Administración andaluza indican que el Tinto a su paso por Niebla (Huelva) presenta índices de acidez en torno a pH 2,5, ya que por sus aguas circulan unas 16.000 toneladas de ácidos equivalentes, 1.300 de cobre y 8.500 de hierro.
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