La sequía, que se prolonga desde el 13 de enero, es la peor registrada en los casi cincuenta años de historia del estado de Singapur, según la NEA, y se prevé que persista hasta mediados de marzo. Apenas 0,2 milímetros de lluvia se recogieron durante el mes de febrero, lo que ha convertido este mes en el más seco desde 1869.
Jardín botánico de Singapur.
La sequía, que se prolonga desde el 13 de enero, es la peor registrada en los casi cincuenta años de historia del estado de Singapur, según la Agencia Nacional de Medio Ambiente (NEA), y se prevé que persista hasta mediados de marzo, cuando acabe la estación de los monzones del noreste. Apenas 0,2 milímetros de lluvia se recogieron durante el mes de febrero, lo que ha convertido este mes en el más seco desde 1869.
El Jardín Botánico de Singapur, una de las joyas turísticas de la ciudad, muestra los síntomas de la falta de agua, con estanques de lotos deshidratados, plantas tropicales marchitas y grandes extensiones de cesped amarillentas. «Hemos dejado de regar porque casi no queda agua», explica a ABC Rashid, un jardinero de origen indio empleado en el Jardín Botánico. «Y todo va a ir a peor porque no lloverá hasta dentro de dos semanas», comenta con mirada triste viendo el exuberante parque marchitarse. «Todo es culpa de El Niño», afirma.
Mientras, el ministro de Medio Ambiente y Recursos Hídricos, Vivian Balakrishnan, ha declarado que la inversión realizada por el país en alta tecnología hidraulica «permitirá que la población no sufra cortes de agua no importa cuanto tiempo dure la sequía, ya sean semanas o meses». Casi el 55 por ciento del agua consumida en Singapur es agua desalinizada o «Newater», procedente de un sofisticado sistema de tratamiento de aguas usadas.
No sucede lo mismo en Malasia, cuya dependencia de la lluvia es mayor que en el rico país vecino. La capital, Kuala Lumpur, y el estado de Selangor han comenzado a racionar el agua a unos dos millones de personas y las autoridades tratan de provocar lluvia mediante aviones militares que dispersan litros de agua mezclada con sal en las nubes. A todo ello se unen los incendios en las selvas de Sumatra, en Indonesia, que, debido a la falta de lluvias, están elevando peligrosamente los índices de contaminación en el Sudeste Asiático.
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