A principios de mes, un grupo de funcionarios del Departamento del Agua de California se disponía a escalar hasta las cimas de la Sierra Nevada para medir el volumen de nieve. Suspendieron la expedición, porque no había nada que medir. El deshielo de las cumbres californianas supone el 30% del abastecimiento de agua en el final de la primavera y el verano.
No tirar de la cadena del retrete, abstenerse de comer almendras, pintar el césped… La sequía persistente cambia la vida de los californianos y pone en peligro la huerta de EE.UU.
A principios de mes, un grupo de funcionarios del Departamento del Agua de California se disponía a escalar hasta las cimas de la Sierra Nevada para medir el volumen de nieve. Suspendieron la expedición, porque no había nada que medir.
El deshielo de las cumbres californianas supone el 30% del abastecimiento de agua en el final de la primavera y el verano. En total, había un 3% de la nieve habitual para ese periodo.
Es una muestra más de la dureza de la sequía que asola California y que ya está en su cuarto año. El estado más rico del país, el vergel que ha surtido de frutas y hortalizas durante décadas a EE.UU., vive ahora desolado por la falta de agua: campos parcheados, lechos desnudos de los ríos, barcos flotando en el suelo de lo que era un embalse, pozos que perforan cada vez más profundo para buscar donde no hay en los acuíferos.