Un periodo de sequía incrementa entre un 10 y un 50% el riesgo de que se desencadenen disturbios sociales en la mayor parte de África, por lo que resulta crucial el papel que desempeñan las instituciones políticas en esas situaciones de escasez de agua
Así lo asegura un estudio realizado por investigadores de las universidades de Ginebra y Lucerna (Suiza), Heidelberg (Alemania) y Tilburg (Países Bajos), y que está publicado en la revista ‘Journal of Environmental Economics and Management’.
Los investigadores analizaron casi 1.800 disturbios ocurridos durante 20 años en el África subsahariana y observaron un vínculo sistemático entre el súbito agotamiento de los recursos hídricos y el estallido de las revueltas, además de cuantificar el impacto de los factores geográficos y sociales.
Un equipo de economistas de las universidades de Ginebra y Lucerna decidió centrar sus estudios en el África subsahariana, región caracterizada por una estructura económica que depende en gran medida de la presencia de agua. Analizaron 43 países con un mínimo de un millón de habitantes cada uno.
Los investigadores utilizaron un indicador de sequía ideado por hidrólogos (Índice de Precipitación-Evapotranspiración Estandarizada o SPEI, por sus siglas en inglés), que mide la lluvia caída en una región durante un mes y resta la cantidad de agua que vuelve a la atmósfera por la evaporación. Ese índice puede utilizarse en una escala detallada, con áreas de 50 por 50 kilómetros y en periodos mensuales durante cerca de 100 años.
Después, emplearon la Base de Datos de Análisis de Conflictos Sociales en África (SCAD, por sus siglas en inglés), que incluye cerca de 1.800 incidentes sociales entre 1990 y 2011 en el África subsahariana, y detallados por ubicación, inicio del conflicto y duración.
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